Monseñor Adolfo Rodriguez Vidal, Ingeniero Naval

Mons. Adolfo Rodríguez Vidal nació en Tarragona (España) el 20 de julio de 1920 en una familia cristiana de cuatro hermanos, hijos de Adolfo Rodríguez y Mercedes Vidal. Estudió Ingeniería Naval en Madrid. En 1940 conoció a San Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei, y ese mismo año se incorporó al Opus Dei. Terminada la carrera universitaria trabajó como ingeniero.

Fue ordenado sacerdote el 25 de abril de 1948 por Mons. Leopoldo Eijo y Garay, Obispo de Madrid-Alcalá. En 1965 se doctoró en Derecho Canónico en la Universidad de Navarra.

En los primeros días de marzo de 1950 viajó a Chile, enviado por San Josemaría, para comenzar la labor de la Obra en este país. El día 5 de marzo llegó a Santiago y, por la tarde, fue a rezar a la Virgen del Carmen, dejando en sus manos los frutos de su labor apostólica. Fue Consiliario del Opus Dei desde 1950 a 1959 y desde 1966 a 1988. Entre los años 1958 y 1965 desempeño el cargo de Delegado del Opus Dei para varios países de América Latina.

Asesor de la Acción Católica Universitaria en Santiago, Profesor en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, de la Universidad Católica y en el Instituto Politécnico Militar, y, desde 1968, Abogado ante el Tribunal Eclesiástico de Santiago. También ocupó diferentes cargos en la Conferencia Episcopal de Chile.

Tuvo una profunda vida interior. Hombre de oración larga y penitencia continua y alegre, cultivó una gran devoción a la Santísima Eucaristía. Amó entrañablemente su sacerdocio y dedicó mucha horas atender confesiones. Muchísimas personas buscaban su consejo espiritual. Predicador incansable de la Palabra de Dios, dirigió muchos retiros espirituales para sacerdotes, personas casadas y estudiantes universitarios. Desarrolló una profunda y extensa labor pastoral de formación doctrinal y dirección espiritual con personas variadas. Promovió vocaciones al sacerdocio y también ayudó a numerosas personas a descubrir su llamada a la santidad y al apostolado en medio del las actividades familiares y laborales.

El Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo de Los Ángeles y fue ordenado en la Catedral de Santiago de Chile el día 28 de agosto de 1988. Su lema episcopal fue Non ministrari sed ministrare; no ser servido sino servir. El 1 de febrero de 1994 el Santo Padre Juan Pablo II aceptó su renuncia por motivos de salud. Mons. Rodríguez Vidal falleció después de una larga enfermedad, llevada con admirable paciencia y aceptación de la Cruz, el 8 de noviembre de 2003.

ORACION a don Adolfo

Oración:
Dios Misericordioso que otorgaste a tu siervo Adolfo, Obispo, los abundantes carismas del Buen Pastor en la guía firme y amable de las almas que tuvo encomendadas, haz que yo sepa seguir las huellas de Cristo, viviendo una obediencia fiel y alegre a la divina voluntad.

Dígnate glorificar a tu siervo Adolfo, y concédeme por su intercesión el favor que te pido…(pídase). Amen

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Beato Alberto Marvelli, Ingeniero Mecánico


El 5 de septiembre de 2004 en Loreto (Italia), Juan Pablo II beatificó al ingeniero italiano Alberto Marvelli (1918-1946), un ejemplo para los jóvenes y los políticos. El Papa lo definió como el «ingeniero de la caridad»: Alberto Marvelli era un joven y como joven se hizo santo; de esta forma nos recuerda que la juventud no es la edad de la irreflexión, ni la edad del tiempo para quemar y desperdiciar, no es la edad de los caprichos y de las diversiones (explicó monseñor Angelo Comastri). La juventud es el tiempo más bello en el que se puede hace el bien. San Felipe Neri decía a los jóvenes de su tiempo: «¡Dichosos ustedes, jóvenes, que tienen tanto tiempo para hacer el bien!». Alberto Marvelli lo había comprendido y recuerda a los jóvenes precisamente esta verdad.
También era un joven cristiano comprometido en la política, donde dejó un signo de limpieza, de transparencia, de dignidad, de corrección, que es un gran mensaje para los políticos de hoy. Se puede estar en política y se puede ser santo, y este es un grandísimo mensaje que viene de la vida de Alberto Marvelli.
Originario de Ferrara (Italia), donde nació el 21 de marzo de 1918, Alberto era el segundo de los seis hijos de Alfredo, empleado bancario, y María, comprometida en las damas de la caridad, las mujeres de Acción Católica y el Oratorio salesiano; su madre fue fundamental incluso en su crecimiento espiritual. Así Alberto también participó en el Oratorio salesiano y en la Acción Católica, donde maduró su fe con una opción decisiva: «Mi programa de vida se resume en una palabra: santidad».
De carácter fuerte y decidido y amante del deporte, en especial el ciclismo, Alberto oraba, impartía catequesis y demostraba celo apostólico, caridad y serenidad. Eligió como modelo de vida juvenil a Pier Giorgio Frassati (1901-1925), beatificado por Juan Pablo II en 1990.
Finalizados sus estudios universitarios en ingeniería mecánica en 1941, Alberto se tuvo que alistar en el ejército, puesto que Italia estaba en guerra —conflicto que él condenó con firmeza—. Fue dado de baja por tener tres hermanos en el frente. Trabajó entonces durante un breve período en la empresa de automóviles FIAT de Turín. Tras los acontecimientos que llevaron a la caída del fascismo y a la ocupación nazi del territorio italiano en 1943, Alberto regresó a su casa de Rímini. Sabía que su misión era convertirse en obrero de la caridad.
Desarrolló una gran labor de ayuda a los pobres en la segunda guerra mundial y fue uno de los protagonistas de la reconstrucción post-bélica de su ciudad. Fueron tiempos en los que se privaba incluso de sus zapatos para dárselos a los necesitados y se desplazaba constantemente en bicicleta desde la ciudad a los lugares donde se ocultaban los refugiados para llevarles alimentos y consuelo espiritual, según declararon testigos en el proceso de beatificación.
           
Durante la ocupación nazi, Alberto también logró salvar a muchos jóvenes de la deportación. Después de la liberación de la ciudad el 23 de setiembre de 1945, al constituirse la primera junta del Comité de liberación, entre los asesores figura el futuro beato, con 26 años. Se le encomendó poner orden en la concesión de viviendas en la ciudad y después el área de la reconstrucción, como colaborador del Ente de Ingenieros Civiles. Alberto escribió: «Servir es mejor que hacerse servir. Jesús sirve».
En 1945 el obispo le llamó a dirigir a los Profesionales Católicos. Su compromiso se sintetizó en dos palabras: cultura y caridad. También fundó una Universidad popular y abrió un comedor para pobres, donde él mismo les servía y escuchaba sus necesidades. Como cofundador de la Asociación Católica de Trabajadores Italianos, formó una cooperativa para los que se dedican a la construcción.
Demostró un auténtico amor hacia la Eucaristía, con la que mantenía una relación continua. De ahí sacaba fuerzas para realizar su trabajo de redención y liberación, capaz de humanizar la faz de la Tierra.
Al anochecer del 5 de octubre de 1946, mientras se dirigía en bicicleta a un comicio electoral —era uno de los candidatos para la elección de la primera administración comunal—, un camión militar lo atropelló causándole la muerte. Alberto Marvelli tenía entonces 28 años. Toda Italia lloró su desaparición.
En la historia del apostolado de los laicos, la figura de Alberto Marvelli se presenta como la de «un precursor del Concilio Vaticano II en lo que se refiere a la animación y el compromiso apostólico de los laicos en la transformación cristiana de la sociedad», reconoce la Santa Sede. El 7 de julio de 2003 se promulgó en presencia de Juan Pablo II el decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión del joven, abriéndose las puertas a su beatificación el 5 de setiembre de 2004.

Oración al Beato Alberto Marvelli










Alberto, querido hermano en la fe,
ruega por nosotros, especialmente por los jóvenes,
por los políticos y por los ingenieros,
para que construyamos incansablemente
la Civilización del Amor de Dios.

Beato Alvaro del Portillo, Ingeniero de Caminos

Monseñor Alvaro del Portillo nació en Madrid (España) el 11 de marzo de 1914, tercero de ocho hermanos en una familia de honda raigambre cristiana. Era Doctor Ingeniero de Caminos, y Doctor en Filosofía y en Derecho Canónico.

En 1935 se incorporó al Opus Dei, fundado por san Josemaría Escrivá de Balaguer el 2 de octubre de 1928. Vivió con fidelidad plena la vocación al Opus Dei, mediante la santificación del trabajo profesional y el cumplimiento de los deberes ordinarios, y desarrolló una amplísima actividad apostólica entre sus compañeros de estudio y con los colegas de trabajo. Muy pronto se convirtió en la ayuda más firme san Josemaría, y permaneció a su lado durante casi cuarenta años, como su colaborador más próximo.
El 25 de junio de 1944 fue ordenado sacerdote. Desde entonces se dedicó enteramente al ministerio pastoral, en servicio de los miembros del Opus Dei y de todas las almas. En 1946 fijó su residencia en Roma, junto a san Josemaría. Su servicio infatigable a la Iglesia se manifestó, además, en la dedicación a los encargos que le confirió la Santa Sede como consultor de varios Dicasterios de la Curia Romana y, especialmente, mediante su activa participación en los trabajos del Concilio Vaticano II.
El 15 de septiembre de 1975 fue elegido primer sucesor de san Josemaría. El 28 de noviembre de 1982, al erigir la Obra en Prelatura personal, el Santo Padre Juan Pablo II le nombró Prelado del Opus Dei, y el 6 de enero de 1991 le confirió la ordenación episcopal. Toda la labor de gobierno de Mons. Alvaro del Portillo se caracterizó por la fidelidad al Fundador y su mensaje, en un trabajo pastoral incansable para extender los apostolados del Prelatura, en servicio de la Iglesia.
Su entrega al cumplimiento de la misión recibida, siguiendo las enseñanzas de san Josemaría, hundía sus raíces en un hondo sentido de la filiación divina, fruto de la acción del Espíritu Santo, que le llevaba a buscar la identificación con Cristo en un abandono confiado a la voluntad de Dios Padre, constantemente alimentado por la oración, la Eucaristía y una tierna devoción la Santísima Virgen. Su amor a la Iglesia se manifestaba por su profunda comunión con el Papa y los Obispos. Su caridad con todos, la solicitud infatigable por sus hijas e hijos en el Opus Dei, la humildad, la prudencia y la fortaleza, la alegría y la sencillez, el olvido de sí y el ardiente afán de ganar almas para Cristo, reflejado también en el lema episcopal –regnare Christum volumus!–, junto con la bondad, la serenidad y el buen humor que irradiaba su persona, son rasgos que componen el retrato de su alma.
En la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa, donde había seguido con intensa piedad los pasos terrenos de Jesús, desde Nazaret al Santo Sepulcro, el Señor llamó a Sí a este siervo suyo bueno y fiel. La mañana precedente había celebrado su última Misa en la iglesia del Cenáculo en Jerusalén.
El mismo día 23 de marzo, el Santo Padre Juan Pablo II acudió a rezar ante sus restos mortales, que ahora reposan en la Cripta de la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz –viale Bruno Buozzi, 75, Roma–, continuamente acompañados por la oración y el cariño de los fieles del Opus Dei y de millares de personas.
Con fecha 28 de junio  de 2012, el Santo Padre Benedicto XVI autorizó a promulgar el decreto concerniente a las Virtudes Heroicas del Siervo de Dios Álvaro del Portillo.

ORACION a don Alvaro


Dios Padre misericordioso, que concediste a tu siervo Alvaro, Obispo, la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio a la Iglesia y fidelísimo hijo y sucesor de San Josemaría, Fundador del Opus Dei: haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo; dígnate glorificar a tu siervo Alvaro, y concédeme por su intercesión el favor que te pido… (pídase). Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria

Mario Hiriart, Ingeniero Civil PUC


Pequeña Biografía

por Padre Joaquín Alliende

Nació en Santiago de Chile el 23 de julio de 1931 en una familia con principios éticos y de afectuosa armonía, pero no religiosa. Su abuela materna, una tía inválida y su “nana” Teresa le comunicaron la fe y le enseñaron a rezar. Estudió en el colegio de los Hermanos Maristas de Santiago, donde se destacó como buen alumno. En los últimos años de estudio integró un grupo juvenil de Acción Católica, donde comenzó a crecer hacia un catolicismo más activo.

El año que comenzaba sus estudios universitarios en la Escuela de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile, impulsado por el capellán de su colegio, formó con algunos amigos el primer grupo de jóvenes del movimiento de Schoenstatt de la capital. Pudo conocer a su fundador, el padre José Kentenich en esos años fundacionales y éste llegó a ser su maestro en el camino de fidelidad al Señor, de amor a la Iglesia y a la Santísima Virgen. Su amor a María lo hizo profundizar su relación con Cristo en la Eucaristía, y encenderse en su entrega por los demás, siendo un brillante estudiante de ingeniería que mereció, al final de su carrera, el premio al mejor alumno de su promoción.

Comprendiendo con dolor que el camino del matrimonio no era para él y estando seguro en un buen puesto en la Corporación de Fomento de la Producción, decidió seguir el llamado del Señor a ser un santo laico; a dedicarse exclusivamente a servirlo, pero siendo un hombre más en medio del mundo, haciendo lo ordinario extraordinariamente. Con este fin partió a Sta. María, Brasil, a hacer su noviciado en el Instituto Secular de los Hermanos de María. Allí sirvió a jóvenes obreros en una escuela técnica y viajó por Londrina, Sao Paulo, Porto Alegre, Montevideo, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza alentando a muchos jóvenes y matrimonios a decidirse por vivir radicalmente su fe; a comprometerse en la construcción de un ordenamiento cristiano de la sociedad y en el servicio público.

Tras su regreso a Chile, comenzó a hacer clases en la escuela de ingeniería de la Universidad Católica. Creó un banco de libros para facilitar su adquisición a los estudiantes más necesitados y allí fue para muchos un ejemplo, un maestro y un amigo.

A Mario Hiriart se le recuerda por su sonrisa; hombre culto, le gustaba la poesía, la música y el canto. Tocaba guitarra y tenía un especial gozo en la contemplación de la naturaleza.

El Espíritu Santo lo condujo a una plenitud de la vida cristiana según el ideal que él mismo había asumido: ser “como María, Caliz vivo, Portador de Cristo”.

Conoció el sufrimiento y la soledad. Su mala salud lo martirizaba con permanentes achaques, hasta que un cáncer oculto acabó por minar totalmente su físico.

Murió en Milwaukee, Estados Unidos, el 15 de julio de 1964 y sus restos descansan tras el santuario de Schoenstatt en Bellavista, La Florida, Santiago de Chile.

ORACION a Mario Hiriart



Jesús, Buen Pastor, te alabamos
porque quisiste permanecer cerca nuestro
en el sacramento de la Eucaristía.
Te alabamos porque regalaste a Mario Hiriart
la vocación de ser cáliz vivo,
portador tuyo a los hombres,
según el ejemplo de María.

Él te siguió como tu discípulo
en medio del mundo,
siendo heroicamente fiel
a su Alianza de Amor
con la Madre tres veces Admirable de Schoenstatt.
Confiados en que tú lo escuchas con agrado,
encomendamos a su oración...
(aquí se dice la intención por la cual se implora).

Con gratitud te pedimos, Señor,
que tú concedas a Mario
el reconocimiento de la Iglesia
y pueda ser beatificado
para bien de todo el Pueblo de Dios,
para gloria de tu nombre,
del Padre y del Espíritu Santo. Amén.

Isidoro Zorzano; Ingeniero Industrial


Isidoro Zorzano nació en Buenos Aires el 13 de septiembre de 1902. Cursó el bachillerato en Logroño, y estudió después en la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid, donde obtuvo el título el año 1927. Su vida profesional transcurrió primero en Málaga en la Dirección de los talleres de los Ferrocarriles Andaluces y como profesor de la Escuela Industrial de aquella ciudad.


En un viaje a Madrid, en 1930, manifestó al Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, antiguo compañero de estudios en el bachillerato, su deseo de entregarse a Dios en medio del mundo, y pidió la admisión en el Opus Dei, que estaba entonces comenzando. Isidoro siguió con su ocupación en Málaga y luego se trasladó a Madrid, donde continuó trabajando en empresas ferroviarias. En todas sus actividades dio testimonio constante de su fe cristiana. Vivió ejemplarmente la diligencia en el trabajo, la lealtad y el espíritu de servicio con sus colaboradores, el amor a la justicia en la promoción de iniciativas en favor de los más necesitados, la fe y la caridad a través de labores de catequesis y de formación para los sectores más abandonados de la sociedad. Con su fidelidad, Isidoro fue siempre un apoyo seguro para el Fundador del Opus Dei. Durante los años de la guerra española (1936-39), en Madrid, dio pruebas de heroismo en el amor a la Iglesia y en el celo por las almas. Siguiendo con perseverancia las enseñanzas del Beato Josemaría Escrivá de Balaguer, supo realizar el trabajo en íntima unión con Jesucristo. Vivía una presencia de Dios constante a lo largo de la jornada; su vida espiritual estaba marcada por un sentido hondo y tierno de la filiación divina, un amor grande a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, y el deseo sincero de buscar la identificación con Cristo por un intenso espíritu de mortificación y penitencia. Murió con fama de santidad el día 15 de julio de 1943, después de una enfermedad larga y dolorosa, sufrida con fortaleza y alegría. La Causa de canonización se inició en Madrid en 1948.

ORACION a Isidoro Zorzano


Dios Todopoderoso, que llenaste a tu Siervo Isidoro de abundantes tesoros de gracia en el ejercicio de sus deberes profesionales en medio del mundo: haz que yo sepa también santificar mi trabajo ordinario y llevar la luz de Cristo a mis amigos y compañeros; dígnate glorificar a tu Siervo y concédeme por su intercesión el favor que te pido... (pídase). Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Beato Pier Giorgio Frassati, Ingeniero en Minas


Amor hacia una familia que no le puso las cosas fáciles, amor hacia los verdaderos amigos, amor hacia los pobres y los que sufren, amor por la vida y amor a Dios. Su historia empezó el 6 de abril de 1901. Frassati nació en una familia acomodada en la que se hablaba poco o nada de Dios: su madre era una pintora católica poco practicante y su padre un agnóstico, fundador del diario liberal La Stampa.

Después de recibir clases particulares en casa y de unos años en la escuela estatal, llegó a un colegio de jesuitas. Allí desarrolló una intensa vida espiritual -misa y comunión diarias- y allí se unió a la Congregación Mariana. A los 17 años, decidido a estudiar Ingeniería de Minas para “servir a Cristo entre los mineros”, ingresó en la sociedad San Vicente de Paúl.

Desde entonces dedicó la mayor parte de su tiempo libre a visitar enfermos y necesitados, cuidó a los huérfanos y a los heridos de la Primera Guerra Mundial y hasta acompañó a un sacerdote dominico que daba catequesis en los barrios obreros. Más que acompañar, lo que hacía Pier Giorgio era escoltar al padre y protegerlo de los frecuentes ataques de grupos comunistas, de los que alguna que otra vez tuvo que salir a golpes.

No fueron las únicas peleas del turinés. Ya en la Universidad, y molesto por el ambiente anticlerical, decide promover actividades espirituales y cuelga en el tablón de anuncios una invitación para ir a la adoración nocturna. Los comunistas se agrupan para arrancar la provocación de Pier Giorgio y este se planta delante del tablón para defender su derecho a expresarse libremente. El panel quedó completamente destrozado tras la pelea.

Y hubo más; cuando el fascismo llegó a su apogeo, Pier Giorgio no dudó en criticar la nueva ideología, consciente de su carácter anticatólico. Tan conocido fue su rechazo al régimen de Mussolini que un domingo, mientras comía con su madre, su casa fue asaltada por un grupo de fascistas que, bates en mano, pretendía destrozarlo todo. Frassati arrancó el bate a uno de los agresores y se enfrentó a ellos hasta que decidieron huir.

Lejos de ser un joven aburrido, Pier Giorgio aprovechaba su intensa vida social para evangelizar a sus amigos, una pandilla conocida como "Los Tipos Sospechosos", y los animaba a ir con él a visitar a los pobres.

El tiempo que no pasaba estudiando o ayudando a los demás lo dedicaba a salir a la montaña, una de sus pasiones, o a asistir al teatro. Vitalista y guapo, su capacidad de liderazgo asombró a no pocos adultos que lo trataron, como el sacerdote Stanislaus Gillet, futuro guía de la orden dominica: “Parecía irradiar una fuerza de atracción. Todo en él brillaba de alegría”.

Con 24 años uno de los enfermos a los que atendía le contagió la poliomielitis y seis días después murió. El día de su muerte, el 4 de julio de 1925, fue el más triste para sus padres, pero también fue el día en el que, de verdad, supieron quién era su hijo.

Cuando se dirigían a celebrar el funeral, vieron las calles de Turín atestadas de gente, de pobres y marginados, que gritaban todo lo que Pier Giorgio había hecho por ellos. Ese día los pobres descubrieron que aquel que tanto les había ayudado era un joven rico. Ese día, también, los más poderosos de Turín supieron de la asombrosa caridad del joven Frassati.

Llegó -la beatificación- 65 años después, el 20 de mayo de 1990. Durante la ceremonia el papa Juan Pablo II describió a Pier Giorgio Frassati como “el hombre de nuestro siglo, el hombre moderno, el hombre que amó mucho”.

Porque la vida de Frassati, aunque breve (murió a los 24 años), destiló amor por los cuatro costados.




Oración al Beato Pier Giorgio Frassati


Oh, Padre, tú has dado al joven Pier Giorgio Frassati la dicha de encontrar a Cristo y de vivir con coherencia su fe al servicio de los pobres y enfermos; por su intercesión haz que también nosotros subamos, como él, por los senderos de las bienaventuranzas evangélicas y que imitemos su generosidad, para difundir en la sociedad el espíritu del Evangelio. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

Toni Zweifel, Ingeniero Industrial


Toni Zweifel, nacido el 15 de febrero de 1938 en Verona, era hijo de un empresario suizo. Hizo la carrera de ingeniero industrial en la Escuela Politécnica (ETH) de Zürich, donde acabó los estudios en 1962. Tras una corta actividad en la industria privada, trabajó como colaborador científico en el Instituto de Termodinámica de la ETH y desarrolló diversas patentes. Algunos años después, en 1972, sensible a la pobreza de los países en vías de desarrollo, cambió sus ocupaciónes para crear, junto con otras personas, la fundación Limmat, con sede en Zürich, Suiza. Bajo su dirección, esta institución promovió, en los 17 años siguientes, cientos de proyectos de interés público en más de treinta países de cuatro continentes, centrados sobre todo en la promoción de la familia y la mujer, atención médica y formación profesional de la juventud.
En 1962 Toni Zweifel pidió la admisión en el Opus Dei, una institución de la Iglesia católica –hoy Prelatura personal– que por inspiración divina fundó San Josemaría Escrivá con el fin de promover la llamada de todos los cristianos a la santidad en el desempeño de sus deberes profesionales y familiares. Toni siguió esta vocación con total entrega y absoluta fidelidad hasta el final de su vida. Su trabajo se caracterizó por una gran calidad humana y sobrenatural, a impulsos de su deseo de ayudar al prójimo con eficacia. Todo ello unido a un cordial sentido del humor y a un estilo de vida lleno de sencillez.
Toni aceptó, con entrega plena a la voluntad de Dios, la enfermedad incurable que le sorprendió en 1986, cuando estaba en el cenit de su actividad. Murió de leucemia en Zürich, el 24 de noviembre de 1989, con fama de santidad.


ORACION a Toni Zweifel



Oh Dios, Padre de misericordia, que confiaste al hombre la tierra para que la trabajara y así te diera gloria: Tú has concedido a tu siervo Toni la gracia de ejercer su profesión con competencia y visión sobrenatural. Ayúdame también a mí a honrarte a través del cumplimiento del trabajo profesional y haz que mi ejemplo arrastre a muchos a descubrir la dignidad y el sentido divino de sus tareas diarias. Dígnate glorificar a tu siervo Toni y concédeme por su intercesión el favor que te pido ... Amén.





Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Beato Vicente Vilar: Ingeniero Industrial

Vicente Vilar David tuvo como marco histórico de su vida la última década del siglo XIX y las cuatro primeras décadas del siglo XX, años caracterizados por fuertes contrastes e inestabilidad política, así como acusadas transformaciones socio-económicas, que desembocaron en la proclamación de la república (1931-1936) y la guerra civil (1936-1939). En este clima y circunstancias ambientales concretas se desenvolvió la vida de Vicente Vilar David, que como seglar católico supo dar respuesta válida a las necesidades sociales y eclesiales de su tiempo.
Nació en Manises (Valencia) el 28 de junio de 1889. Sus padres fueron Justo Vilar Arenes y Carmen David Gimeno. Fue el último de ocho hermanos. Recibió al día siguiente de su nacimiento el bautismo en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de manos del sacerdote Nicolás David Campos, primo hermano de su madre. Vivió y fue creciendo en el ambiente de un hogar cristiano, saturado de virtudes cristianas y un gran amor al prójimo.
El 1 de abril de 1898 el cardenal Ciríaco Sancha y Hervás, arzobispo de Valencia, le administró el sacramento de la Confirmación. Y el 24 de abril de 1900 el cura párroco, José Catalá Sanchis, le dio la primera comunión.
Cursó la enseñanza primaria en su pueblo natal. De su maestro, Buenaventura Guillem, recibió ya los cimientos, en los que se edificaron los valores cristianos y humanos, que constituyeron su personalidad. Realizó sus estudios de segunda enseñanza en el colegio de los padres escolapios de Valencia, y los de ingeniero industrial en la escuela superior de Barcelona. Durante estos años sobresalió por su dedicación al apostolado seglar.
Contrajo matrimonio con Isabel Rodes Reig, el 30 de noviembre de 1922; desde entonces se dedicaron ambos con gran entrega al apostolado de Manises.
Al fallecer su padre y terminados los estudios de ingeniería industrial tomó la dirección de la empresa de cerámica, llamada “Hijos de Justo Vilar”: aquí ejerció con su acción seglar ejemplar el campo principal de apostolado. Especialmente en el aspecto social, sembrando siempre armonía de ánimos, buscando la paz en las desavenencias y logrando que se llegara a acuerdo.
Destacó en el respeto, la educación, la caridad en el trato con los operarios. Fue correspondido con el cariño de todos los suyos, que vieron en él al amigo entrañable que remediaba constantemente sus necesidades y compartía sus legítimas aspiraciones de superación social, personificando la imagen entonces perfecta del patrono católico. Al regresar de Barcelona a Manises traía consigo ideas de renovación en el campo de la cerámica y la ilusión de buscar los medios para hacerlo realidad.
La fundación de la escuela de cerámica, poco después, mostraba una visión de futuro, ya que con ello se conseguía la actualización industrial de la cerámica para competir en el ámbito internacional. El celo de Vicente Vilar no se limitó sólo al ámbito del trabajo, sino también al campo de la vida parroquial, como catequista, miembro de las asociaciones eucarísticas y colaborador incondicional del cura párroco.
Al implantarse el régimen de persecución a la Iglesia, con la república, en 1931, Vicente Vilar ayudó a los sacerdotes a salvar la situación apostólica, por ejemplo, en el campo de la enseñanza religiosa y parroquial, así como en otras organizaciones parroquiales. Para llevarlo a cabo hizo posible la fundación del Patronato de Acción Social. En agosto de 1936, en plena efervescencia de la persecución religiosa, fue destituido como secretario y profesor de la escuela de cerámica, por su condición de católico.
En aquellas fechas críticas, fue la ayuda de todos y el sembrador de alegría y paciencia cristianas. Sus mismos trabajadores en aquellos momentos difíciles le protegieron, demostrando así su aprobación a la conducta social y cristiana que con ellos siempre había mantenido. Su condición de católico y apóstol era difícilmente perdonable en aquellos días de persecución religiosa. En la noche del 14 de febrero de 1937 ante un tribunal reafirmó su condición de católico, afirmando que era este el título más grande que tenía.
Fue asesinado inmediatamente, mientras perdonaba a todos, especialmente a los mismos que le martirizaron.
El sentir general desde el primer momento es que fue asesinado únicamente por su condición de católico y celoso apóstol, especialmente en el campo social. Nunca tuvo afiliación política alguna. Sus restos mortales se veneran en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Manises.
Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 1 de octubre de 1995.

Oración al Beato Vicente Vilar


Señor, Dios nuestro que concediste la Beato Vicente la gracia de vivir fielmente en el cumplimiento de los deberes profesionales y lo adornaste con la gloriosa corona del martirio, concédenos por su intercesión y ejemplo, que realicemos rectamente el trabajo de cada día y demos sincero testimonio de nuestra fe.
Y concédenos la gracia que te pedimos por su intercesión.
Por Jesucristo, Nuestro Señor.
Amén